Cada vez que Rusia tira una bomba, Dubai explota pero no en pedazos. Desde que empezó el conflicto bélico en Europa del este, un tsunami de capital privado principalmente ruso llegó a los Emiratos Árabes Unidos. El país quedará este año en el puesto número uno en atracción de capital privado, al recibir la mayor entrada neta de millonarios a nivel mundial. Así se desprende del último informe de Ciudadanos Globales de Henley & Partners, compañía con base en Londres que rastrea las tendencias de migración de inversión y riqueza privada en todo el mundo. “Hay un mercado inmobiliario muy caliente que crece cada vez más. Y no va a parar por varios motivos. El gobierno de Emiratos Árabes ha facilitado mucho el acceso a los turistas que quieren ser propietarios y obtener su residencia fácilmente. Se hizo muy accesible a las inversiones del exterior, y conveniente en términos impositivos. La guerra trajo una avalancha de inversiones, no solo rusos también polacos, checos, eslovacos, búlgaros. Y con el Mundial en Qatar se viene otro récord en transacciones”, enumera Marcelo Olguín desde Dubai, associate partner de Hive Newtork Real Estate. Olguín es argentino, y se asentó allí en marzo de 2020. Vivía en Beijing, y a fin de 2019 había tomado la decisión de volver a Argentina. En febrero pasó por París y cuando estaban por llegar los contagios de Covid, cambió de destino y emigró a Dubái, al buscar un lugar que le permitiera quedarse siendo turista. Allí se convirtió en residente legal. La facilidad de residencia es, en efecto, uno de los motores del boom de real estate. Los inversores van detrás de la Golden Visa, una iniciativa que otorga 10 años de residencia con posibilidad de trabajo y estudio, con una inversión en una propiedad de 2 millones o más de Dirhams (US$544.000). Las ventajas impositivas la hacen aún más atractiva. Si bien el país está compuesto de siete emiratos, todos los caminos conducen a Dubái. “No se puede comparar con ningún otro emirato por sus atracciones, lujo, cultura. Es muy cosmopolita, ninguna ciudad del Golfo es así. Está diseñada para los extranjeros, no solo para europeos, también latinoamericanos y asiáticos”, explica Olguín. Allí llegan fundadores de empresas emergentes, inversores de los países vecinos del Golfo llenos de efectivo después del aumento de los precios del petróleo, y millonarios chinos que huyen de las estrictas restricciones del covid en Asia. Facilidad para invertir Los precios inmobiliarios de lujo de Dubái llegaron a subir un 80% en los últimos 12 meses, impulsados por una avalancha de compradores adinerados que establecieron segundas residencias en la ciudad. “Es un mercado incomparable con EE. UU. por la baja tasa impositiva. En Dubái se paga cero de impuesto a las ganancias. En el caso de mis clientes, venden su propiedad con un margen de ganancia que puede ser del 40% o 50%, y ha llegado hasta el 70%, y la totalidad de ese dinero va directamente al vendedor, sin tener que compartir nada al gobierno de Emiratos Árabes. No existe el crimen en absoluto, ni te roban, ni te matan. La infraestructura es excelente, con metros y subtes de alta calidad, autopistas, playas, lujo, bonitos edificios. Y una moneda dolarizada, donde no hay devaluación. Yo ahorro en la moneda local. Por estos motivos hay tanta inversión y turismo. A veces me quedo sorprendido por la falta de información que hay en el exterior sobre Dubái”, enumera. Entre sus clientes de Latinoamérica, se destacan los mexicanos, colombianos, peruanos y argentinos. “En todo Latinoamérica las inversiones de Medio Oriente están muy tapadas por las opciones de Estados Unidos”. La facilidad de invertir en los Emiratos para un extranjero es asombrosa. No hace falta tener cuenta bancaria en el país, y cualquier persona puede reservar una unidad a una constructora con un link de pago. Se paga por transferencia bancaria o por criptomoneda, modalidad que está muy de moda. La compra y venta de propiedades en pozo es furor y hay proyectos que se venden en horas. “Es increíble cómo funciona el mercado. Los inversores tienen que estar preparados, para el día del lanzamiento tener un turno, y estar listos para pagar la primera cuota. Simplemente se hace la reserva con un link que se manda por mail, y en 72 horas se debe abonar el pago inicial”. Cuando el inversor abona el 20% del valor de la propiedad, el gobierno de Emiratos Árabes le da un pretítulo que autoriza a revenderlo. El agente inmobiliario cuenta el caso de un cliente que se llevó una ganancia de US$190.000 en la reventa de un departamento a construir. El valor inicial, es decir el precio de la constructora, fue de US$368.000. El inversor, pagando solo la tercera cuota que alcanzó el 20% del valor de la propiedad (US$74.000), lo revendió y obtuvo una ganancia de US$190.000 antes de la siguiente cuota. “En Dubái este tipo de transacciones se ven a menudo” y muestra los documentos de otro cliente que compró en 1,35 millones de Dirhams (US$367.000) y lo revendió con el pretítulo en 2,05 millones de Dirhams (US$559.000) meses después. Los precios varían según las torres. En el famoso downtown donde está el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, la torre de lujo Bellevue que se entregó a fin del año pasado tiene unidades con vista al rascacielos que se venden a US$6000 el metro cuadrado. Pero en la zona, también hay departamentos de 50m² con amenities, sin tanto lujo, en torres nuevas por US$220.000. Olguín detalla que en pozo siempre es más barato. “En Bellevue Towers, por ejemplo, un cliente compró un departamento de un dormitorio de 75m² a construir en US$254.000 (hoy cuesta US$100.000 más), más el 4% de tasa del Dubai Land Department, que es lo que cobra el gobierno en cada transacción de compra (no se paga al vender). El dueño de esa unidad tiene un costo de US$4200 anuales de expensas. Si alquilara su propiedad por contrato anual recibiría unos US$27.000 al año, una rentabilidad de casi el 10% anual, pero le saca alrededor de US$3500 mensuales en Airbnb, un retorno mayor”, expone Olguín y remata que Dubái está entre